Instalaciones fotovoltaicas aisladas: ventajas e inconvenientes
Las instalaciones fotovoltaicas aisladas, como su propio nombre indican, son estructuras destinadas a la producción de energía fotovoltaica, pero que se encuentran aisladas de la red eléctrica. Y por ello incluyen como elementos principales las baterías, que son elementos que les sirven para almacenar la energía sobrante con el propósito de aprovecharla en horas sin luz.
A continuación, te explicamos un poco más para que las conozcas mejor.
Elementos y funcionamiento de las instalaciones fotovoltaicas aisladas
Casi todos conocemos, más o menos, qué son las instalaciones fotovoltaicas. Y seguramente las has visto con frecuencia sobre tejados, o terrenos. Pero quizás las instalaciones autónomas todavía no son tan conocidas. Y por eso tampoco es muy habitual saber cómo funcionan.
Las instalaciones fotovoltaicas aisladas están formadas por cuatro elementos.
1. Paneles fotovoltaicos
Son los auténticos encargados de generar la energía solar fotovoltaica.
2. Reguladores de carga
Estos instrumentos entran en escena para llevar a cabo las funciones de carga y descarga de los acumuladores energéticos.
3. Inversores
Son la maquinaria encargada de transformar la corriente alterna proveniente del panel solar, en corriente continua. Ya que esta es la aceptada por todo tipo de aparatos y electrodomésticos.
4. Baterías
Son elementos imprescindibles en las instalaciones fotovoltaicas independientes. Pues gracias a ellas es posible sacar el máximo rendimiento a la energía que obtenemos. Y ello lo consiguen porque funcionan como puntos de almacenamiento de la energía que no se consume en el momento.
Es decir, trabajan la energía que no se utiliza en los momentos de bajo consumo. Y de este modo se puede garantizar la continuidad en el suministro. Incluso en momentos en los que no puede aprovecharse la energía solar. Como por la noche, un día nublado o en los momentos de sombra.
Las baterías son los sistemas de almacenamiento más comunes. Aunque también es posible utilizar otros. Por ejemplo, el de bombeo de agua hasta alturas muy elevadas.
Diferencias con las instalaciones vinculadas a la red eléctrica
No existen grandes diferencias entre los funcionamientos de las SFAR y las SFCR. Ya que tanto las instalaciones vinculadas a la red como las aisladas utilizan los mismos procesos. Salvo en lo que respecta al factor del almacenamiento de la energía.
Así, en el caso de las instalaciones fotovoltaicas aisladas la energía que no se necesita inmediatamente se almacena en las baterías. O lo que es lo mismo, se guarda para disfrutarla en un futuro. Mientras, las estructuras que se realizan con conexión a la red eléctrica utilizan la energía en el acto. Y el posible excedente se orienta hacia dos funcionalidades. Por una parte, para conseguir una compensación. Y por otra, para obtener beneficios adicionales, negociando con ella en el mercado eléctrico.
¿Dónde es más común su utilización?
Cuando hablamos de instalaciones fotovoltaicas aisladas nos referimos a lugares de difícil acceso. Es decir, con una dificultosa conexión a la red. Pero también aquellos en los que no sería rentable acometer esa conexión. Y ello en lo que respecta a la obra en sí y a su mantenimiento.
Para que te hagas una idea, un buen ejemplo puede ser una vivienda aislada en una zona montañosa o rural. Y también las fuentes de alumbrado público. O instalaciones agrícolas o ganaderas alejadas.
Ventajas e inconvenientes de las instalaciones fotovoltaicas aisladas
A la vista de las aplicaciones y características de estas instalaciones, es fácil comprender cuáles son sus ventajas y sus inconvenientes.
Ventajas
Los beneficios pueden resumirse principalmente en que posibilitan la independencia de la red eléctrica porque suponen un suministro propio. Y en consecuencia, te olvidas de las fluctuaciones de precio del mercado.
Sus ventajas son muy interesantes, pero a la hora de elegir, hay que valorar si estos beneficios compensan las desventajas que también presentan.
Inconvenientes
El inconveniente más importante es, sin duda, la posibilidad de que se produzcan cortes de electricidad. Su desconexión de la red eléctrica puede llevar a los usuarios a encontrarse con situaciones muy desagradables. Como carecer de luz o calefacción en pleno invierno. Una problemática que no ocurre si las instalaciones fotovoltaicas se encuentra vinculadas a la red.
Por otro lado son formaciones más complejas. Y las baterías, tan necesarias, cuentan con muy poca vida útil. Además hay que tener en cuenta que es muy complicado realizar un cálculo exacto de las horas de sombra o luz que van a darse. Pues, es posible hacer una previsión, pero a la hora de la verdad la climatología es muy variable. Y existen también otros factores igualmente cambiantes, tales como la inclinación solar, las horas totales de luz, etc. Por todo esto, contar con una instalación fotovoltaica conectada a la red siempre va a suponer una garantía de consumo.
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